Todos los zapatos de piel se hacen mediante la técnica de curtición vegetal (un tratamiento de la piel sin químicos ni metales, sin cromo, sin plomo, basado exclusivamente en el uso de taninos vegetales de encina, quebracho, mimosa, alcornoque, tara o valonea). Son totalmente transpirables, gracias a las plantillas de corcho o látex, y las suelas de caucho o piel. Los tintes utilizados no contienen bencidina ni sustancias azoicas. Tampoco usan pegamentos, ni dicromato potásico o tiuram, sustancias muy contaminantes para el medioambiente. Es un calzado apto para personas alérgicas.